sábado, 12 de febrero de 2011

Le comparto este articulo de mis amigos de futbolete.com


La contracrónica del
España 1 - 0 Colombia

Futbolete | 2011-02-10

Desde el propio corazón del estadio Santiago Bernabéu, Juan Camilo Andrade, corresponsal de Futbolete en España, nos cuenta cómo se vivió la fiesta futbolera por parte de los colombianos que residen en ese país. Color, nostalgia y mucha pasión futbolera. ¡Exclusivo!
Permítanme que por un momento los aleje del fútbol, no de la fiesta de este deporte, sino de lo que sucedeexclusivamente en el terreno de juego.

Permítanme que deambule por la sensación plácida del mestizaje que nos ha dejado este España-Colombia: parejas de las dos nacionalidades disfrutando cada una de su selección entre risas y besos. Permítanme que les muestre la otra cara de este partido, que disfrutemos por unos instantes con la contracrónica del España 1- 0 Colombia.



Si en España la gente suele llegar sobre la hora a los partidos, este encuentro hizo que la fiesta se prendiera tres horas antes del pitazo inicial. Seis y media de la tarde y ya había varios colombianos ofreciendo empanadas, arepas, aguardiente y hasta papas rellenas dentro de mochilas preparadas para la ocasión y para que la policía nos los pillara. “¡Qué rico sabe una empanada de la calle cuando se está tan lejos de Colombia!”, comentaba Inés Elvira Guzmán, una mujer que llegó hace más de siete años a España, buscando lo que ella denominaba un futuro mejor y que se quedó en un futuro a secas.



Un poco más lejos, justo en la explanada que da al mítico Paseo de la Castella, la AFE (Asociación de futbolistas profesionales de España) y la Federación Española de Fútbol montaron una fiesta roja que tenía más de tricolor. Banderas, gorros, sombreros y camisetas de Colombia se apoderaron de las carpas en las que los niños podían jugar en una piscina de pelotas, en las que los jóvenes podían jugar el partido horas antes en varios Playstation, en las que los adultos paseaban entretenidos y en las que todos se llevaban regalos a manotadas. Yo me llevé un extraño pin.

La colonia colombiana en España, se estima, supera las 300 mil personas, pero teniendo en cuenta nuestros compatriotas en situación ilegal se cree que incluso el medio millón de colombianos es posible. No es de extrañar teniendo esto en cuenta que al Bernabéu llegaran colombianos que residen en Madrid, pero también en otras regiones como Castilla La Mancha, Comunidad Valenciana o Murcia.

“Nos metimos ocho horas en carro sólo para ver el partido. Cuando termine tenemos que volver a Sevilla porque mañana hay que trabajar y esa plata no se puede perder”, nos contó Edwin Salazar, que llegó con cuatro amigos más en un Renault Megan cubierto de banderas colombianas.



Y hablando de carros, antes de entrar nos topamos con esta obra de arte. Su dueño fue y volvió a Sudáfrica en este pequeño aparato y desde entonces lo pasea por España como si fuera la mismísima Copa del Mundo. No lo es, pero mérito tiene recorrer los 8.108 kilómetros que hay entre Madrid y Johannesburgo, teniendo en cuenta el estado de las carreteras africanas.

Entramos al estadio y nos encontramos que la fiesta continúa. Ya calienta España y al DJ no se le ocurre otra cosa que poner “yo estoy loca con mi tigre”, lo que desató la risa de las dos aficiones, hermanadas por un día de fútbol. Salió también la selección colombiana y el ambiente cada vez era mejor. Barras de América, de Nacional, de Millonarios y camisetas repartidas por el estadio de Santa Fe, Tolima, Pereira y Cali le dieron al Bernabéu un aspecto mágicamente colombiano.

“Hace mucho no veo a Colombia en directo porque hace como 10 años no puedo ir a mi país, no ve que no tengo papeles”, me dijo mi compañera de asiento que por obvias razones no quiso revelar su nombre. Lo que sí hizo fue cantar el himno de Colombia a gritos y, creo yo (ella lo niega), que con lágrimas en los ojos.

El partido comenzó, terminó y todos se fueron a casa contentos. Los españoles porque ganaron y creen que la maldición del campeón ha terminado. Los colombianos porque vieron a su selección, tomaron aguardiente y comieron empanadas. “Es increíble que hayan perdido y aún así sigan cantando y riendo los colombianos”, me dijo uno de mis acompañantes españoles a la salida del estadio. Somos así, qué más podemos decir.



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